jueves, 20 de marzo de 2008

MATERIALES PARA REDACTAR LA 1ª PREGUNTA

1. Explica el significado de los siguientes términos del texto: “intuición”, “fenómenos”, “entendimiento” , “conocer”.

A. Intuición

Experiencia inmediata de conocimiento. Kant sólo admite la intuición sensible o percepción.
En su sentido ordinario o vulgar, esta palabra se refiere a un conocimiento oscuro, generalmente referido a los acontecimientos futuros; sin embargo en filosofía utilizamos esta noción para referirnos a una relación cognoscitiva privilegiada: frente al conocimiento de una cosa que no tiene a su base una experiencia inmediata de ella (por ejemplo el conocimiento puramente conceptual), la intuición es el modo de conocimiento en el cual el objeto conocido se encuentra presente, "en persona", ante el sujeto que lo conoce. Kant admite la intuición empírica o sensible (sensación) pero no la intuición intelectual.

B. Fenómenos

Los fenómenos constituyen el objeto de nuestro cono­cimiento; no son las cosas en sí mismas sino sólo tal y como a nosotros se nos presentan, las cosas ya sometidas a la estructura de nuestras facultades cognoscitivas: al tiempo y el espacio como formas a priori de la Sensibilidad y a las categorías del Entendimiento.
Son fenómenos psíquicos todo aquello que se da a la Sensibilidad o percepción interna (sentimientos, actos de voluntad, recuerdos, pensamientos, en suma nuestra vida psíquica no interpretada en términos metafísicos, es decir no interpretada en términos de propiedades del alma); son fenómenos físicos todas las cosas que se ofrecen a la percepción o Sensibilidad externa (plantas, seres inertes, animales, ...).
Una de las tesis características del Idealismo Trascendental es que el conocimiento humano no puede alcanzar las cosas tal y como puedan ser ellas mismas sino sólo tal y como se nos muestran a nuestras facultades cognoscitivas, y por lo tanto influidas o mediatizadas por la propia estructura de dichas facultades.
Ver: “Idealismo Trascendental o crítico”, “noúmenos” y “revolución copernicana (o giro copernicano) en filosofía”.

B 1. Idealismo Trascendental O Crítico

Título con el que se caracteriza la filosofía kantiana.
Kant utilizó la expresión "idealismo trascendental" para designar su propia filosofía y distinguirla del idealismo de Berkeley. Lo esencial de esta doctrina es la afirmación de que el conocimiento humano sólo puede referirse a los fenómenos y no a las cosas en sí mismas. Esta tesis implica, en primer lugar, que en la experiencia de conocimiento el psiquismo humano influye en el objeto conocido, y, en segundo lugar, la afirmación de los límites del conocimiento humano. El idealismo filosófico se contrapone al realismo filosófico, teoría según la cual la experiencia de conocimiento no influye o determina al objeto conocido sino que en ella el objeto se muestra sin distorsiones esenciales a la mente que lo conoce.

B 2. Noúmenos (O Cosa En Sí)

Las cosas en sí mismas, fuera de su relación con nuestro modo de intuirlas o percibirlas; no son objeto de nuestros sentidos, ni por lo tanto de nuestro conocimiento.
Para Kant no cabe un conocimiento de la realidad nouménica pero es posible acceder a dicha realidad mediante la experiencia moral; por ejemplo, aunque sólo podemos conocernos a nosotros mismos como seres sometidos a la causalidad dominante en el ámbito de los fenómenos –es decir como no libres–, tenemos que pensarnos también como libres si queremos aceptar la posibilidad de una conducta sometida a imperativos categóricos, –es decir una conducta moral–.
Ver “metafísica

Metafísica
Disciplina filosófica que aspira al conocimiento de lo que se encuentra más allá de la experiencia, de lo trascendente (particularmente Dios y el alma humana).
La metafísica que Kant estudió y criticó es la desarrollada por el racionalista Wolff, quien básicamente dividió la metafísica en tres partes:
· psicología racional o estudio del alma;
· cosmología racional o estudio del mundo natural;
· teología racional o estudio de Dios.
La filosofía racionalista creyó que el hombre era capaz de alcanzar un conocimiento objetivo de lo metafísico a partir del ejercicio puro de su razón, sin ningún apoyo en elementos empíricos. Aunque al principio Kant aceptó este punto de vista, tras la lectura de la obra de Hume lo consideró inadecuado: pensó que las disciplinas antes citadas están sembradas de argumentaciones falaces, de raciocinios dialécticos o sofísticos; en la “Crítica de la Razón Pura” concluyó que el conocimiento científico no puede ir más allá de la experiencia, más allá de lo que se ofrece a la percepción, por lo que la metafísica nunca será posible como ciencia ya que sus objetos son trascendentes, están más allá de la experiencia. El conocimiento es una síntesis o reunión de concepto e intuición, y de lo metafísico tenemos concepto pero nunca podremos tener una intuición o percepción.
Sin embargo, la metafísica no es una construcción humana arbitraria: Kant pensó que dado el peculiar funcionamiento y naturaleza de nuestra Razón era inevitable que los filósofos pensasen en Dios y el alma humana; estas entidades no son invenciones caprichosas sino que están “propuestas por la naturaleza misma de la razón”. Su valoración de lo metafísico fue tan elevada que sus reflexiones éticas culminan en la afirmación de la necesidad de creer en lo metafísico, y a dichas entidades se refieren los postulados de la razón práctica. Ciertamente, de dichos postulados no se puede tener propiamente conocimiento, pero sí “fe racional”. Como él mismo dice, tuvo que renunciar al conocimiento de estas cuestiones para dejar paso a la fe.

B 3. Revolución Copernicana (O Giro Copernicano) En Filosofía

Revolución filosófica propuesta por Kant para entender cómo es posible el conocimiento sintético a priori. Da lugar al Idealismo Trascendental.
Kant explica el cambio que supone su filosofía en la concepción del conocimiento basándose en una analogía con la revolución copernicana. En astronomía, Copérnico comprendió que no se podía entender el movimiento de los objetos celestes con la tesis según la cual la Tierra está en el centro del Universo y el Sol y los demás objetos celestes giran a su alrededor, comprendió que para entender el movimiento de los objetos celestes era necesario cambiar la relación poniendo al Sol en el centro y suponiendo que es la Tierra la que gira a su alrededor. Kant considerará que en filosofía es preciso una revolución semejante a la copernicana: en filosofía el problema consiste en explicar el conocimiento sintético a priori; la filosofía anterior a Kant suponía que en la experiencia de conocimiento el Sujeto cognoscente es pasivo, que el objeto conocido influye en el Sujeto y provoca en él una representación fidedigna. Con esta explicación podemos entender, en todo caso, el conocimiento empírico, pero no el conocimiento a priori pues lo extraordinario de este último es que con él podemos saber algo de las cosas antes de experimentarlas, es decir, antes de que puedan influir en nuestra mente. Kant propone darle la vuelta a la relación y aceptar que en la experiencia cognoscitiva el Sujeto cognoscente es activo, que en el acto de conocimiento el Sujeto cognoscente modifica la realidad conocida. Según Kant, podemos entender el conocimiento sintético a priori si negamos que nosotros nos sometemos a las cosas, si aceptamos que son más bien las cosas las que se deben someter a nosotros: dado que para conocer un objeto antes ha de someterse a las condiciones de posibilidad de toda experiencia posible, es decir a las condiciones formales –a priori– impuestas por la estructura de nuestras facultades cognoscitivas, es posible saber a priori alguno de los rasgos que ha de tener cuando esté presente ante nosotros, precisamente los rasgos que dependen de dichas condiciones. Por ejemplo, a priori no podemos saber nunca si la figura que vamos a ver en la pizarra es un triángulo, ni las características contingentes de dicha figura (como su tamaño, su forma concreta, ...) pero sí podemos saber a priori que si es un triángulo ha de poseer todas las propiedades descritas por la geometría, ya que –según Kant– éstas son una consecuencia de la peculiar estructura de nuestra mente, y a ellas se debe someter todo objeto del cual podamos tener experiencia. Estas ideas las resume Kant con la siguiente frase: sólo podemos conocer a priori de las cosas aquello que antes hemos puesto en ellas. En resumen, el giro copernicano hace mención al hecho de que sólo podemos comprender el conocimiento a priori si admitimos que sólo conocemos los fenómenos y no las cosas en sí mismas o noúmenos, si admitimos el Idealismo Trascendental como la filosofía verdadera.

REVOLUCIÓNCOPERNICANA EN FILOSOFÍA
Revolución
En astronomía
En filosofía
problema a explicar
el movimiento aparente de los astros
el conocimiento a priori
antes de la “revolución”
la Tierra en el centro del Universo y el Sol girando a su alrededor
el sujeto llega al conocimiento cuando se somete a las cosas; el sujeto es pasivo
Objeto ————› Sujeto
consecuencia
no se puede explicar el movimiento aparente de los astros
no se puede explicar el conocimiento a priori
después de la revolución
el Sol en el centro del Universo y la Tierra girando a su alrededor
el sujeto impone características a las cosas que se van a experimentar; el objeto se pliega al sujeto en la experiencia de conocimiento
Sujeto ————› Objeto
consecuencia
se puede explicar el movimiento aparente de los astros
se puede explicar el conocimiento sintético a priori


C. Entendimiento

Facultad de los conceptos y los juicios.
Gracias a esta facultad somos capaces de conceptualizar o utilizar conceptos para comprender lo que se da a la percepción. Además de conceptos empíricos, Kant cree que en el Entendimiento hay doce conceptos puros cuyo origen no está en la experiencia; estos conceptos reciben el nombre de categorías.

C 1. Categorías

Conceptos innatos o no empíricos del Entendimiento, aunque legítimos por ser la condición de posibilidad para pensar los objetos que se ofrecen a la experiencia.
El Entendimiento es capaz de generar conceptos a partir de la experiencia (conceptos empíricos como el concepto "perro", el concepto "mesa", ...); pero en el Entendimiento también se encuentran conceptos o representaciones que no se extraen de la experiencia y que recuerdan las ideas innatas del racionalismo. Estas representaciones no empíricas del Entendimiento constituyen la condición de posibilidad para poder pensar los objetos, son, según Kant, doce, y reciben el nombre de categorías.
Ver “deducción metafísica de las categorías” y “deducción trascendental de las categorías”.

Deducción Metafísica De Las Categorías

Parte de la "Analítica Trascendental" que investiga cuántas y cuales son las categorías (los conceptos puros del entendimiento).
Kant creyó que hacer un juicio es categorizar o conceptualizar (en el juicio "la mesa de la habitación es negra" conceptualizamos la realidad a la que se refiere el sujeto –la mesa– como siendo o teniendo determinadas características –como siendo negra–) y que, por lo tanto, habrá tantas formas puras de categorizar o conceptualizar, como formas puras de juicios. Dado que existe una relación especial entre las categorías y los juicios, pensó Kant, podemos averiguar cuántos y cuáles son dichos conceptos puros utilizando como "hilo conductor" la investigación de los tipos de juicios. La lógica de su tiempo ya había hecho esta investigación y Kant acudió a ella para establecer la tabla de categorías.

Deducción Trascendental De Las Categorías

Parte de la “Analítica Trascendental" en la que Kant muestra la legitimidad de la aplicación de las categorías a lo dado a la Sensibilidad. En esta sección nos enseña cómo el conocimiento a priori es posible en tanto que los objetos a los que se refiere este conocimiento se someten a las condiciones intelectuales de la experiencia, condiciones que el psiquismo impone para que algo pueda ser experimentado.
Las categorías se usan de un modo adecuado cuando las aplicamos a los objetos que se dan a la experiencia pero no cuando con ellas intentamos pensar objetos que estén más allá de la experiencia, para pensar objetos trascendentes; así por ejemplo, el concepto de unidad tiene un valor objetivo si lo usamos para pensar el objeto que tengo delante como una mesa, pero no para pensar en Dios como siendo una realidad; o la categoría de causa–efecto tiene valor objetivo cuando la aplico a la relación existente entre fenómenos (como el fenómeno de calentar el agua a 100 grados y el fenómeno de hervir el agua), pero no es válida cuando la utilizo para pensar en un ser trascendente como Dios y decir de él que es causa del mundo.

D. Conocer

Es la síntesis de concepto e intuición: un concepto es legítimo si es posible la intuición o percepción del objeto al que se refiere; una intuición es conocimiento si disponemos del concepto adecuado para pensarla.
Kant expresa esta idea con la frase “los pensamientos sin contenido son vacíos; las intuiciones sin conceptos son ciegas”. Cabe conocer cosas tales como los árboles porque de ellos tenemos concepto y podemos tener intuición (podemos percibirlos), pero no conocer lo metafísico (Dios y las almas, por ejemplo) pues aunque de estas entidades tenemos un concepto carecemos de una posible intuición (no los podemos percibir).

EJERCICIOS CON TEXTO

“En la parte analítica de la crítica se demuestra: que el espacio y el tiempo son meras formas de la intuición sensible, es decir, simples condiciones de la existencia de las cosas en cuanto fenómenos; que tampoco poseemos conceptos del entendimiento ni, por tanto, elementos para conocer las cosas sino en la medida en que puede darse la intuición correspondiente a tales conceptos; que, en consecuencia, no podemos conocer un objeto como cosa en sí misma sino en cuanto objeto de la intuición empírica, es decir, en cuanto fenómeno. De ello se deduce que todo posible conocimiento especulativo de la razón se halla limitado a los simples objetos de la experiencia. No obstante, hay que dejar siempre a salvo ―y ello ha de tenerse en cuenta― que, aunque no podemos conocer esos objetos como cosas en sí mismas, sí ha de sernos posible, al menos, pensarlos. De lo contrario, se seguiría la absurda proposición de que habría fenómeno sin que nada se manifestara.”
I. Kant, Crítica de la razón pura, Prólogo a la segunda edición. Editorial Alfaguara, Madrid
1. Explica el significado de los siguientes términos del texto: “intuición”, “fenómenos”, “entendimiento” , “conocer”.
2. Explica con detalle por qué el “conocimiento especulativo de la razón se halla limitado a los simples objetos de la experiencia”.
3. Relaciona el contenido del texto con la posición kantiana ante la metafísica.

INFLUENCIAS Y REPERCUSIONES DE SU PENSAMIENTO

KANT (1724-1804)


I. INFLUENCIAS LEJANAS

1. Platón:
· Las “Ideas” de Platón guardan cierta semejanza con las llamadas por Kant “ideas puras” de la razón (alma, mundo, Dios).
2. El pensamiento estoico: por su estricto sentido del deber, lejano a una concepción hedonista y tan del gusto del rigorismo kantiano.

II. DE LA FILOSOFÍA MODERNA

1. Del Racionalismo:
· En su juventud Kant aceptó las tesis racionalistas más importantes del racionalista Wolff.
· En su madurez se aleja del racionalismo pero coincide con esta corriente en las tesis siguientes:
o Posibilidad de un conocimiento estricto (los juicios sintéticos a priori), un conocimiento extensivo, pero también universal y necesario, aunque referido únicamente a los meros fenómenos;
o no todos los elementos que intervienen en el conocimiento tienen su origen en la experiencia empírica, pues hay elementos a priori (para los racionalistas las ideas innatas”, para Kant las estructuras aprióricas, referidas a la forma que debe tener todo objeto para que se pueda conocer).

2. Del Empirismo:
· Hume le llevó a rechazar las pretensiones de la “filosofía dogmática” del racionalismo (le “despertó del sueño dogmático”).
· La experiencia no permite extraer universalidad ni necesidad, (así, de la experiencia sólo podemos obtener enunciados particulares y contingentes, juicios que Kant llamará sintéticos a posteriori).
· El conocimiento se puede referir sólo a lo que se da a los sentidos, siendo lo que esté más allá de los sentidos incognoscible, tesis que llevará a la afirmación de que no es posible la metafísica como ciencia, (aunque Kant afirma que el mundo moral abre la puerta a la relación del hombre con lo metafísico).

3. De la Ilustración
· Generales:
o Kant, con su obra Respuesta a la pregunta: ¿Qué es la Ilustración?, se convirtió en el más importante representante de esta corriente en Alemania;
o la idea ilustrada de la importancia de la razón, tanto como guía para el conocimiento de la realidad como para la práctica moral;
o en el optimismo que lleva a considerar que esta facultad es el instrumento adecuado para emancipar al hombre de los errores de la tradición.
· Newton:
o su teoría física le llevó a Kant a considerar que existe el conocimiento sintético a priori y a intentar comprender cómo es posible este exelente conocimiento respecto del mundo físico;
o su visión mecanicista del mundo natural fomentó en Kant la creencia en la existencia de leyes deterministas respecto del mundo natural y la consideración de que el hombre, en tanto que pertenece a este mundo, no es libre (en la medida en que es un mero fenómeno).
· Rousseau: le mostró la existencia de un orden distinto al físico, el valor de la moral y del mundo del espíritu y la libertad necesaria en el hombre para poder participar de este mundo moral.

Repercusiones

I. SIGLO XIX

1. El idealismo alemán: (Fichte, Schelling y Hegel). Siguen a Kant en algunas de sus tesis principales, radicalizando sus planteamientos:
· potencian el papel activo del sujeto: para Kant el sujeto es activo pues influye en lo conocido a partir de sus estructuras aprióricas, pero mantuvo, además, que en el sujeto había también una dimensión de pasividad, que cifró en el hecho de que el sujeto elabora el fenómeno con el material bruto de la sensación; para los idealistas absolutamente todos los aspectos de la realidad conocida son una consecuencia de la actividad del sujeto cognoscente,
· lo que les llevará a mantener que la Razón (que Hegel identificará con lo Infinito o Dios) carece de límites (todo lo real es racional),
· y a negar la noción de noúmeno o cosa en sí: no existe nada que esté más allá de la realidad conocida, no hay distinción entre la realidad pensada y la realidad en sí misma.
2. Marx:
· Tomó conceptos importantes de Hegel (alienación, dialéctica,...), interpretándolos en sentido materialista.
· La visión kantiana de la libertad y, más aún, el imperativo categórico en la fórmula general que describe al hombre como un fin final, y que prohíbe tratarlo como mera cosa, inspiró las críticas del joven Marx a la alienación y explotación económica como una forma de cosificación del hombre.
3. Schopenhauer, principalmente su distinción mundo fenoménico/cosa en sí, que este último autor identificará con la irracional “voluntad de vivir”, e indirectamente también en Nietzsche.
4. La filosofía de Kant conoció aún una cierta renovación en Alemania, a partir de 1860, en el llamado neokantismo, con Cohen y Natorp, autores que influyeron en la primera etapa de Ortega y Gasset.

II. SIGLO XX
· Afinidad entre Kant y Wittgenstein, filósofo interesado también por la investigación de los límites del conocimiento, aunque en éste último autor centrada en la comprensión de los límites del lenguaje.
· El movimiento neopositivista, y en la línea del empirismo de Hume y el escepticismo metafísico de Kant, creyó imposible el conocimiento metafísico y declaró que únicamente cabe el conocimiento, la ciencia, de lo que se ofrece a la percepción; pero cuidado: Kant no niega lo metafísico (la libertad, el alma y Dios), sólo su acceso intelectual, y reivindica la vía moral, la razón práctica, como la experiencia que le permite al hombre vincularse con lo metafísico, algo rechazado por esta corriente.
http://www.e-torredebabel.com/

miércoles, 19 de marzo de 2008

Actividades

Contestar preguntas B25-B30: 16 y 17

11. Kant concreta la tarea de una crítica de la razón pura diferenciándola del “sistema de la razón pura”. ¿Por qué? ¿Qué significa que la utilidad de la crítica sea meramente negativa?
12. ¿Qué relación hay entre el “conocimiento trascendental” y el “giro copernicano”?

Leer página 116-118
Leer fotocopia 11 MÁS ALLÁ DE LOS LÍMITES DE LA RAZÓN PURA
Contestar preguntas B25-B30: 18 y 19
13. ¿Cómo define la filosofía trascendental en B27? ¿Cuál es su relación con la crítica?
14. ¿Por qué razón los principios supremos de la moralidad no pertenecen a la filosofía trascendental?

Hacer Disertación: “El conocimiento en metafísica”
Preguntas selectividad junio 97 página 135

martes, 11 de marzo de 2008

PLANTEAMIENTO

Introducción

Características de la ilustración

Kant teórico de la ilustración

La postura de Kant ante el racionalismo

2. Significado de “crítica de la razón pura”

3. El problema del conocimiento a priori. El análisis de los juicios. Los juicios sintéticos a priori

4. El sentido de la expresión “ giro copernicano” en Kant

5. La universalidad y validez del conocimiento matemático-científico

6. Crítica al dogmatismo y al escepticismo

· La crítica del dogmatismo

· La crítica del escepticismo empirista

· El idealismo trascendental

· La revolución copernicana

7. El concepto de “trascendental”.

-->§ A. Estética trascendental. El espacio y el tiempo.

-->§ B. Analítica trascendental: las categorías o conceptos puros del entendimiento.

  • B.1 El idealismo trascendental: fenómeno y noúmeno

· B.2 Los juicios a priori en la física.

8. El método trascendental

9. Dialéctica trascendental. Las ideas trascendentales de la razón.

1 ¿Cómo opera la razón?

2 ¿Son posibles los juicios sintéticos a priori en la metafísica?

10. La crítica de la metafísica. La posibilidad de la metafísica.

11. Más allá de los límites de la razón pura

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Si hacemos un recuento del proceso que esta investigación ha llevado, se muestra que Kant lo que quiere es construir la metafísica como ciencia experimental:

Primero, mostramos las corrientes modernas que influyeron en la formación del pensamiento kantiano, a saber, el racionalismo, el empirismo y el idealismo, de los cuales Kant intenta realizar una síntesis.

Segundo, analizamos los elementos claves de toda la filosofía crítica: el juicio sintético a priori y la experiencia posible. De igual forma se explicó como el conocimiento científico tiene elementos previos a la experiencia que le proporcionan total universalidad y necesariedad.

Tercero, nos introdujimos en la doctrina elemental trascendental, a fin de describir cómo es posible el conocimiento a priori en las categorías, y de cómo este conocimiento es totalmente objetivo pues esta regido por el yo puro, que es la regla universal de la objetividad para toda razón humana, una conciencia trascendental.

Cuarto, nos introdujimos al análisis kantiano de la metafísica, y de cómo todo conocimiento de este orden (metafísico), no es más que una trasgresión de los límites que la propia razón pura tiene, pues no fundamenta, ni puede, su validez (de la metafísica) en el campo de las ciencias puesto que no puede construir ni uno solo de sus objetos en la experiencia posible, es decir, la metafísica no es ni nunca podrá ser científica.

miércoles, 5 de marzo de 2008

Más preguntas resueltas

1. ¿El problema de la metafísica es el problema del noúmeno? ¿O la metafísica empieza ya con el análisis del mundo fenoménico?

Según Kant, cuando la razón humana se escapa de la experiencia cae inevitablemente en la metafísica. Pero esto de la metafísica se debe mirar despacio, porque Kant tiene varios conceptos de metafísica.

Por un lado para fundamentar la ciencia necesitamos un principio que no esté basado en la experiencia, ni derivado por inducción. Las categorías kantianas no están fundadas en la experiencia pero la hacen posible. Por lo tanto, en cierto modo, son metafísicas.
Kant quiere ir más allá del racionalismo (incapaz de comprender la experiencia) y del empirismo, incapaz de fundamentarse a sí mismo. Por esto necesita la idea de causa que no pertenece a la experiencia pero la hace posible. La metafísica, pues, tiene un sentido. Lo que es absurdo es la metafísica tradicional porque no permite clarificar la experiencia

2.- Si Kant admiraba Hume: ¿por qué es tan crítico con el escepticismo, hasta llegar a decir que los escépticos son "nómadas, enemigos jurados de toda cultura estable en la tierra"?
Hace falta darse cuenta que los grandes filósofos raramente han sido escépticos. Pero Hume lo era -y del todo- ciertamente. A parecer de Kant, Hume ha hecho dos grandes aportaciones a la filosofía. Por un lado demuestra que el principio de causalidad (como las categorías todas) no puede basarse en la experiencia.
Pero en el caso de la ética, el escepticismo, como el relativismo, constituyen un peligro de disgregación moral. No se puede vivir éticamente sin convicciones morales universales. El escepticismo es un momento del camino, pero no el final.

3.- En Hume, Kant encuentra el problema de los juicios analíticos y los juicios sintéticos ¿Pero: qué quiere decir "juicio"? ¿En qué se diferencian los juicios analíticos de los sintéticos?

Un juicio es aquello del cual podemos decir que es verdadero o falso. Por esto no son juicio frases como "¿has llegado?", o "tráeme agua".

Un juicio analítico es aquel que en el predicado se limita a recoger lo que está implícito en el sujeto. El predicado de la frase: "el vino tinto es vino", no nos añade nada a lo que ya sabíamos.

Un juicio sintético es el que añade información; nos dice cosas que no sabíamos y que pueden ser verdaderas o falsas, por lo tanto, es a posteriori. Por ejemplo: "este mármol es de color rosa" (nos dice que no es blanco).

Kant cree haber encontrado una clase de juicio que es sintético (informativo) y a priori (y, por lo tanto, universal y necesario). Son frases del tipo: "todo cambio tiene una causa". Para él las ciencias, y especialmente las matemáticas, se fundamentan en los sintéticos a priori. Pero la metafísica tradicional no tiene de sintéticos a priori y, por lo tanto, no es ciencia.

4 .- ¿La razón pura tiene sentido por ella misma?

Al parecer la arquitectura de la razón (la Razón Pura) sólo tiene sentido en la medida que fundamenta la acción moral (Razón Práctica). En definitiva, aquello que no puede ser conocido como noúmeno, sólo podrá ser captado a través de la acción moral que es la razón práctica.

Material para B14-B18

5. Explica como argumenta Kant en el texto que los juicios que nos da la física son sintéticos a priori.
LA ANALÍTICA TRASCENDENTAL: En esta parte de la CRP, Kant intenta responder a la pregunta acerca de cómo son posibles los juicios sintéticos a priori en la Ciencia natural. Este problema está conectado con el problema de la distinción entre fenómeno y cosa en sí por cuanto los objetos de la Ciencia natural no son ya los objetos descualificados, los números construidos en el tiempo del aritmético o las figuras construidas en el espacio del geómetra: son objetos con cualidades que aparecen en el espacio fenoménico, empírico, que ocupan posiciones relativas, mantienen distancias, se mueven, esto es, recorren distancias en tiempos dados, e interactúan unos con otros.¿Cómo es posible un conocimiento objetivo de estos objetos que además sea universal y necesario, esto es, a priori?
Recordemos la necesidad de que la Física no se base sólo en principios empíricos, sino también en principios puros, esto es, enteramente a priori. Tales principios son, obviamente, los juicios sintéticos a priori que, según Kant, se hallan en la “parte pura” de la Física, las condiciones de cuya posibilidad trata de establecer Kant en la Analítica: son los principios que hacen de la Física una ciencia en sentido estricto. ¿Qué significan todos estos principios?
Empecemos por recordar que en la Estética ya hemos descubierto dos condiciones a priori que hacen posible nuestro conocimiento sensible: el espacio y el tiempo como representaciones singulares (intuiciones) puras. Esto ya nos permitía decir algo a priori válido de todo objeto que pueda aparecer en nuestra experiencia, a saber, que será necesariamente espacio-temporal y que estará sujeto a todas las leyes de la geometría y de la aritmética. Pero esta doble determinación a priori de todo posible objeto de la experiencia se refiere sólo a los objetos en tanto pueden ser conocidos por nuestra sensibilidad en una “intuición empírica”. Sin embargo, esta forma de conocimiento constituye sólo un aspecto o una parte del conocimiento que podemos tener de un objeto. ¿Por qué? Porque lo único que conocemos del objeto en la intuición empírica es su existencia, determinada espacio-temporalmente, pero nada más. La intuición empírica nos dice: “aquí y ahora hay algo”; o: “algo aparece”; “hay un fenómeno”. Pero qué sea ese “algo”, si es A o es B, no lo determina la intuición por sí sola. Cualquier ulterior determinación del objeto debe hacerse usando otro tipo de representaciones: los conceptos y la facultad de los conceptos no es la Sensibilidad sino el Entendimiento, el cual no es pasivo, como aquella, sino que es activo, espontáneo, pues produce sus propias representaciones, los conceptos.
Gracias a la actividad del entendimiento, aquello que es conocido en la intuición empírica (el fenómeno) puede ser determinado como siendo A o B. El fenómeno es el objeto indeterminado de una representación singular (la intuición) que se refiere inmediatamente a él y aquello mediante lo cual se determina ese objeto como siendo A o B es una representación general que se refiere al objeto, pero que vale para muchos otros objetos: esta segunda representación es un concepto y el acto de determinar un objeto indeterminado de la intuición mediante un concepto es un juicio. El caso más elemental es el juicio: Esto es un A. Este tipo de juicio es elemental porque todos los demás tipos de juicios presuponen que, en algún momento, se ha formulado un juicio de este tipo. P.e., cuando decimos “Este A es B”, cuando decimos “Todo A es B”; cuando decimos “Si todo A es B, entonces todo A es C”, etc..
Por tanto, en el simple acto de determinar un objeto de la intuición empírica como A o B, en el simple juicio “Esto es A”, hemos hallado un elemento a priori, el concepto de un objeto en general, resultado de la actividad espontánea de nuestro entendimiento. En la lógica podemos encontrar una clasificación de los juicios en la que se prescinde de todo contenido representativo, por lo que podemos deducir de ellos las diversas formas en que nuestro entendimiento lleva a cabo su actividad sintética, su actividad de unificar y relacionar los diversos contenidos representativos que la sensibilidad le brinda en forma de intuiciones empíricas.
Así pues, las diversas maneras en que el entendimiento puede llevar a cabo su actividad de síntesis de lo dado en la intuición empírica (los fenómenos) presuponen la aplicación de ciertos conceptos a la diversidad de los fenómenos. Estos conceptos carecen de contenido empírico, no son conceptos empíricos, no son conceptos de clases de objetos, sino que son conceptos que permiten usar conceptos empíricos en los diversos tipos de juicios. Son CONCEPTOS PUROS O CATEGORÍAS, funciones de síntesis que sólo se transforman en juicios cuando sus variables (A, B, C, p, q,) se llenan con el contenido apropiado que proporcionan las intuiciones o los conceptos empíricos (o los construidos en la intuición pura: los conceptos de los números y las figuras geométricas). Para emplear una metáfora informática, el conjunto de las categorías constituyen el programa de que nuestro Entendimiento dispone para la ordenación y el conocimiento de la realidad empírica. Los inputs que, en forma de representaciones empíricas (intuiciones o conceptos), entran en nuestra capacidad de representar, salen transformados en juicios objetivos de experiencia (outputs) al ser procesados por nuestra mente mediante estos conceptos puros o categorías. Sin ellos, ningún conocimiento objetivo, ninguna experiencia sería posible. Pero con ellos solos, esto es, sin representaciones empíricas, tampoco es posible ningún conocimiento objetivo.

Material para contestar B-14

B14-B18

4. ¿Qué tipos de juicios son los de la matemática? ¿Qué papel atribuye al espacio y al tiempo en la construcción de la matemática?

Kant piensa que en las ciencias hay juicios sintéticos cuya validez puede determinarse a priori (sin recurrir a la experiencia) y que gozan, por tanto, de validez absoluta (universalidad estricta y necesidad). ¿Cuál será el fundamento de su validez, es decir, el fundamento de la conexión necesaria entre los conceptos que aparecen en esos juicios? Veámoslo en los casos de la Matemática y de la Ciencia natural, que Kant examina en la Estética Trascendental y en la Analítica trascendental.
En LA ESTÉTICA TRASCENDENTAL Kant intenta responder a la pregunta: ¿Cómo son posibles los juicios sintéticos a priori en la matemática? Y la respuesta es la siguiente: los juicios sintéticos a priori son posibles en la matemática porque las verdades matemáticas presuponen necesariamente una representación del espacio (geometría) y una representación del tiempo (aritmética), que son representaciones enteramente a priori. De modo que la demostración de la posibilidad de los juicios sintéticos a priori en la matemática depende de la demostración de que: 1) el espacio y el tiempo son representaciones a priori y 2) el espacio y el tiempo son representaciones que están necesariamente presupuestas en las verdades matemáticas.
Se podría pensar que los objetos matemáticos (los números y figuras geométricas) son conceptos abstractos formados a partir de la experiencia, al reparar el entendimiento sobre ciertas propiedades y relaciones que acompañan siempre a las cosas corpóreas y a nuestras operaciones con ellas. Una vez formados estos conceptos podríamos operar analíticamente con ellos, demostrando propiedades y relaciones implícitas en ellos, como hacen el geómetra y el aritmético. Por lo demás, el espacio sería el concepto abstracto obtenido a partir de la experiencia de los “lugares” en los que están las cosas y el tiempo sería el concepto abstracto obtenido a partir de la duración de los movimientos de las cosas en el espacio, lugares y duraciones reales, objetivos.
Sin embargo, Kant piensa que las representaciones de espacio y de tiempo no pueden haber sido obtenidas a partir de la experiencia, sino que la experiencia misma las presupone como representaciones a priori. ¿Cómo demuestra esto? Pues constatando que sin ellas ninguna experiencia es posible y señalando que aquello que posibilita la experiencia no puede ser el resultado de la experiencia. Veamos el caso del espacio.
EL ESPACIO COMO REPRESENTACIÓN A PRIORI Y LA GEOMETRÍA
Veo un paisaje. Este paisaje contiene un bosque y una aldea. El bosque contiene árboles, la aldea, casas y calles. Pero la representación de un árbol contiene la representación de hojas, ramas, tronco...Y la representación de una hoja contiene la sensación de verde (extendiéndose dentro de los límites de cierta figura) que mantiene con otras sensaciones relaciones de distancia y posición. Y así con todos los objetos unitarios que percibimos. Ahora hagamos el siguiente experimento mental: suprimamos mentalmente la sensación de verde y todas las demás sensaciones de color a las que hemos reducido el paisaje. Nos quedan las figuras y las relaciones de distancia y posición entre ellas. Pero ahora suprimamos también las figuras, que, al fin y al cabo, sólo hemos podido conservar porque no hemos eliminado toda sensación, sino que hemos conservado las líneas (quizá negras) que delimitan unas figuras respecto de otras. ¿Qué nos queda? La representación del espacio vacío. Intentemos eliminarla también. No podemos. Por tanto, la representación del espacio es una representación necesaria. Pero ahora consideremos lo siguiente. Con esa representación necesaria del espacio vacío está dada la posibilidad de llenarlo nuevamente con todo lo anterior. Pero si lo intentamos nos daremos cuenta de que hemos de respetar ciertas reglas que rigen a priori. De entrada, no podemos poner color si no es en una figura y donde ponemos una figura no podemos poner otra. Si la figura que ponemos es cuadrada (p.e. la pared de una casa), valdrán para ella todas las proposiciones geométricas que valen para los cuadrados, y así sucesivamente. ¿A dónde queremos ir a parar? A que, según Kant, esta operación de construcción que nosotros estamos fingiendo hacer, la hace nuestra mente cotidianamente cuando percibe. Sólo que no nos damos cuenta. ¿En qué consiste esta operación? En ordenar sensaciones según relaciones de distancia y posición. Obviamente, en el experimento mental de reconstrucción, nosotros ponemos también las sensaciones. En la experiencia real, las sensaciones las producen en nosotros los objetos realmente existentes fuera de nosotros. Pero la ordenación de las sensaciones según relaciones de distancia y posición sólo es posible gracias a nuestra representación a priori del espacio en la que están dadas de antemano (a priori) todas las leyes a las que han de sujetarse todos los objetos que podamos conocer a través de las sensaciones.
Por tanto: el espacio no es una cosa, sino una representación. Todas las cosas están en algún lugar, pero el espacio no está en ningún lugar. Por tanto, el espacio no es una cosa, ni una propiedad de una cosa, ni una relación entre cosas. El espacio es una representación necesaria, a priori, no a posteriori, no derivada de la experiencia. La representación del espacio subyace a toda experiencia posible de cosas externas, lo que se demuestra por el hecho de que puedo imaginar que no haya cosas en el espacio, pero no puedo imaginar una cosa externa fuera del espacio. Aquello que subyace a toda experiencia posible no puede derivar de la experiencia. El espacio no es un concepto, sino una intuición pura (a priori). Un concepto es una representación general, que vale para varias cosas. Una intuición es una representación singular que vale sólo para una cosa. El concepto de gato puede aplicarse a muchos gatos, pero no puedo dividir el concepto de “gato” y obtener muchos gatos. Sin embargo, la representación del espacio es singular. Hay sólo un espacio (infinito), si bien podemos dividirlo en lugares de varios tamaños. Estos lugares son partes del espacio, en el sentido de que son divisiones, no constituyentes del espacio. No puedo formar la representación del espacio añadiendo, componiendo, unos lugares junto a otros, pues “junto a” presupone la representación del espacio. Para enseñarle a alguien lo que es el espacio no puede decirse: “imagina un lugar pequeño, ahora coloca a su izquierda uno igual y otro a su derecha y otro encima ”, pues todas esas expresiones “izquierda, derecha, etc.” presuponen que los lugares a los que se refieren están ya dados. No puede enseñarse la representación del espacio.
Ahora bien, la geometría presupone necesariamente esta intuición pura del espacio. Sus demostraciones sólo son posibles porque disponemos a priori de esta intuición. Los conceptos geométricos no son abstractos, sino que son reglas de construcción de figuras en el espacio. P.e. el concepto de línea recta no contiene otra cosa que un punto moviéndose siempre en una misma dirección. El concepto de circunferencia no contiene otra cosa que un segmento girando sobre uno de sus extremos y el concepto de esfera no contiene otra cosa que una semicircunferencia rotando sobre su diámetro. Pero todas estas operaciones (mover, girar, rotar) ha de hacerlas el entendimiento recurriendo a la intuición del espacio. Si, a continuación, hemos de demostrar, por ejemplo, que la línea recta es la distancia más corta entre dos puntos, en vano buscaremos en el concepto de línea recta para extraer analíticamente algo en relación con distancias cortas o largas. Hemos de construir la figura con arreglo a su concepto y extraer el predicado del modo como ha sido construida la figura (con la ayuda de algunas representaciones auxiliares). Las proposiciones de la geometría expresan lo que podemos y lo que no podemos construir, así como lo que se deduce necesariamente de lo construido en el espacio.
EL TIEMPO COMO REPRESENTACIÓN A PRIORI Y LA ARITMÉTICA
El caso del tiempo es algo más complicado. El espacio es la forma a priori de la experiencia externa, aquella en la que se nos dan a conocer los objetos exteriores a nosotros a través del sentido externo. El tiempo, en cambio, es la forma a priori de la experiencia interna, aquella en la que se nos dan a conocer nuestros propios estados internos a través del sentido interno. ¿Por qué? Porque el tiempo es la pura sucesión (ahora, ahora, ahora...) y yo no puedo ser consciente de mis propios estados internos más que sucesivamente, esto es, unos después de otros. Ahora bien, puesto que toda experiencia externa es, al mismo tiempo, una experiencia interna (en la medida en que, cuando yo me represento un objeto externo, soy al mismo tiempo consciente de que me lo estoy representando), el tiempo resulta ser la forma a priori de toda experiencia. Volvamos a nuestro ejemplo del paisaje. Nosotros nos representamos el paisaje con todo lo que contiene existiendo al mismo tiempo (coexistiendo). Pero si queremos recorrer el paisaje reparando en - haciendo consciente - cada una de las cosas que vemos, estamos obligados a hacerlo sucesivamente: ahora veo el tejado de esa casa, ahora la pared, ahora ese árbol, ahora esa hoja de esa rama, etc. No podemos hacerlo de otro modo. La sucesión es la forma como llegamos a ser conscientes de nuestros estados internos, incluso de aquellos estados internos que son representaciones de cosas externas. Intentemos suprimir el tiempo. No podemos hacerlo. Si algo varía en la imagen (una hoja movida por el viento), esa variación será registrada por nosotros según un orden temporal: empezará en t1 y durará hasta tn . Si nada varía en la imagen (durante un tiempo), tendremos la imagen “congelada” del paisaje, pero el tiempo seguirá pasando “por debajo” de ella. Esa imagen “congelada” es un conjunto de sensaciones ordenadas espacialmente. Aunque el contenido cualitativo de las sensaciones sea el mismo en todo instante, en cada instante son sensaciones cuantitativamente distintas.
Por tanto: el tiempo no es una cosa, sino una representación. Todas las cosas están en algún tiempo (empiezan, duran, terminan), pero el tiempo no está en ningún tiempo (no empieza, no dura, no termina). Por tanto el tiempo no es una cosa, ni una propiedad de una cosa, ni una relación entre cosas. El tiempo es una representación necesaria, a priori, no a posteriori, no derivada de la experiencia. La representación del tiempo subyace a toda experiencia posible de cosas externas y de estados internos, lo que se demuestra por el hecho de que puedo imaginar que no ocurra nada en el tiempo, ni fuera ni dentro de mí, pero no puedo imaginar que algo ocurra fuera del tiempo. Aquello que subyace a toda experiencia posible no puede derivar de la experiencia. El tiempo no es un concepto, sino una intuición pura (a priori), ya que hay un único tiempo (infinito), si bien podemos dividirlo en periodos de diferente duración. Estos periodos son partes del tiempo, en el sentido de que son divisiones, no constituyentes del tiempo. No puedo formar la representación del tiempo añadiendo, componiendo, unos lapsos de tiempo después de otros, pues “después de” presupone la representación del tiempo. Para enseñarle a alguien lo que es el tiempo no puede decirse: “imagina una hora, ahora coloca después otra y después otra, y así hasta el infinito ”, pues la expresión “después” presupone la comprensión del tiempo. No puede enseñarse la representación del tiempo.
Ahora bien, las operaciones de la aritmética (sumar, restar, etc.) presuponen necesariamente esta representación de la pura sucesión que es la que permite construir números. Así 5 es el resultado de una construcción, p.e., 3+2, que supone la intuición del tiempo. En vano se buscará en el concepto de la adición de 3+2 su igualdad a 5, pues ese concepto sólo habla de 2 números y de su adición, pero no de un tercero. Hay que realizar la operación mediante un procedimiento constructivo que siempre conllevará algo así como el poner unidades (p.e. dedos o puntos o piedras) unas después de las otras: primero 3 (1,1,1), después 2 (1,1), siguiéndose el resultado 5 del modo como han sido puestas esas unidades. La necesidad de los resultados de las operaciones aritméticas deriva de la existencia de ciertos principios o reglas que son inherentes a nuestra intuición del tiempo y que “guían” nuestras operaciones de poner y quitar unidades (p.e. que dos cosas iguales a una tercera son iguales entre sí (Si a+b=c y d+e=c, entonces a+b=d+e) o que si a lo mismo quitamos o ponemos lo mismo, el resultado es el mismo: (Si (a+b=d+e), entonces [(a+b)+c] = [(d+e)+c]=f). Obviamente la intuición del tiempo también subyace a las construcciones geométricas, puesto que aquellas operaciones de mover puntos, hacer girar líneas, hacer rotar figuras, son operaciones que han de realizarse sucesivamente. Y de ahí la compenetración entre la aritmética y la geometría que se da en la Geometría analítica, donde haciendo corresponder a todo punto un par de números, se pueden determinar líneas rectas, curvas, figuras mediante expresiones algebraicas (ecuaciones).
Así pues, la posibilidad de los juicios sintéticos a priori en la Matemática se demuestra por el carácter a priori de las representaciones (intuiciones puras) del espacio y del tiempo. Y el carácter a priori de las representaciones del espacio y del tiempo se demuestra demostrando que son condiciones de posibilidad de la experiencia y que, como tales, no pueden proceder de la experiencia. Esto es lo que significa que el espacio y el tiempo son formas a priori de la sensibilidad. En esta afirmación se cifra el primer resultado del ensayo de revolución copernicana de Kant, esto es, del ensayo de suponer que no es nuestro conocimiento el que debe adecuarse a los objetos, sino éstos a nuestra facultad de conocer. La Estética ha demostrado la fecundidad de este ensayo, “en lo que atañe a la intuición”, al permitir una explicación (según Kant la única posible) de la universal validez y necesidad de la matemática, así como de la razón por la cual las verdades de la matemática pueden aplicarse sin excepción a todos los objetos de la experiencia sensible. Como no podemos tener experiencia alguna de objetos más que bajo la doble condición del espacio y del tiempo y como todo lo que aparece o se construye en el espacio y en el tiempo aparece o se construye conforme a los principios (de la geometría y de la aritmética) que son inherentes a esas representaciones, el “misterio” de la aplicabilidad de la matemática a la realidad, el hecho de que la Naturaleza sea un libro escrito en lenguaje matemático, como decía Galileo, se explica fácilmente. Sin embargo, este supuesto copernicano lleva consigo una afirmación que, por paradójica, ha sido objeto de muchas interpretaciones. Es la afirmación, que podemos encontrar en el texto, según la cual el objeto de la intuición empírica es siempre un fenómeno, nunca una cosa tal como es en sí misma.

FENÓMENO Y COSA EN SÍ
En efecto, nosotros tendemos a pensar que el espacio y el tiempo son, por decirlo así, receptáculos, ellos mismos objetivos, en los que tienen lugar los objetos y ocurren los hechos de la experiencia. Pero la exposición que Kant hace del espacio y del tiempo en la Estética trascendental establece que espacio y tiempo son representaciones que permiten ordenar otras representaciones (sensaciones), de modo que puedan convertirse en representaciones de objetos como exteriores a nosotros y en representaciones de nuestros propios estados internos, haciendo posible así la experiencia externa e interna. Lo que Kant ha dicho es:
1. que las cosas existen independientemente de nosotros y que poseen cualidades, pero que:
2. las cosas no pasan, con sus cualidades, a nuestra facultad de representar;
3. que lo que pasa a nuestra facultad de representar es el resultado de la afección de nuestros órganos sensoriales por parte de las cosas externas: las sensaciones;
4. que, por tanto, nosotros sólo conocemos las cosas a partir de los efectos (sensaciones) que producen en nuestra capacidad de representar (lo cual no significa que conozcamos sólo las sensaciones, sino que éstas son el vehículo del conocimiento de las cosas);
5. que, en este sentido, conocemos los fenómenos de las cosas, es decir, las cosas tal y como aparecen y que:
6. esto vale no sólo para las llamadas cualidades secundarias, sino también para las cualidades primarias, esto es, para las propiedades de las cosas en cuanto cosas extensas, puesto que también las representaciones de sus figuras contienen sensaciones;
7. que el espacio (y el tiempo) no son, por supuesto, cosas, pero tampoco sensaciones, sino las únicas formas en que nuestra capacidad de representar puede organizar los datos de los sentidos, las sensaciones, formas que han de estar disponibles a priori en nuestra capacidad de representar, puesto que subyacen a toda experiencia haciéndola posible. Y finalmente, como consecuencia de todo lo anterior:
8. que nosotros no podemos decir que no puedan existir objetos que no sean espacio-temporales o que los mismos objetos que nosotros conocemos bajo las condiciones del espacio y del tiempo no puedan ser conocidos fuera de esas condiciones. Pero que si existen objetos inespaciales e intemporales (objetos inteligibles: cosas en sí), nosotros no podemos conocerlos (aunque podemos pensarlos) y que si los mismos objetos que nosotros conocemos bajo aquellas condiciones pueden ser conocidos fuera de ellas (como cosas en sí), no somos nosotros quienes podemos hacerlo.
En este sentido (en el sentido determinado por 1-8) decir que el espacio y el tiempo son formas a priori de la sensibilidad implica que sólo podemos conocer fenómenos, nunca cosas en sí. Que sólo podemos conocer fenómenos significa que sólo podemos conocer las cosas a través de las sensaciones (ordenadas espacio-temporalmente). Pero esto no quiere decir que no podamos conocerlas objetivamente dentro de los límites que a nuestra sensibilidad le marcan su carácter receptivo y sus formas a priori del espacio y del tiempo. Es más: sólo dentro de esos límites tiene sentido plantear la pregunta por la objetividad del conocimiento sensible como pregunta acerca de si hay formas objetivas de ordenar las sensaciones y cuáles son esas formas. Pero, fuera de esos límites, como pregunta acerca de lo que sean las cosas con independencia de nuestras posibilidades de conocimiento, la pregunta por la objetividad del conocimiento carece de sentido para nosotros.