lunes, 14 de abril de 2008

Soluciones preguntas

1- ¿Con qué adjetivos califica Nietzsche al intelecto humano, al conocimiento? ¿Qué papel juega éste para el ser humano? A lo largo de estos tres párrafos encontramos que el conocimiento humano es calificado como lamentable, sombrío, caduco, inútil, arbitrario, meramente humano, no conduce a nada más allá de la vida humana, falso, engañador, ficticio, superficial. Así pues, es calificado como algo que no cumple la función que se pretende, que no llega a mostrar lo que pretende mostrar ("inútil, falso, engañador, ficticio"). Y algo que, en el conjunto de la realidad, en el conjunto de la vida, es insignificante, pues sólo sirve al ser humano. Cuando éste se acabe, también lo hará el conocimiento sin que nada en el universo sufra la más mínima alteración ("meramente humano, no conduce a nada más allá de la vida humana"). Y, sin embargo, el ser humano se siente orgulloso de ese intelecto hasta el punto de mostrarse soberbio. Esta soberbia, según Nietzsche, es una de las causas de la acción de "poner niebla cegadora sobre los ojos y los sentidos de los hombres". Ni siquiera, pues, podemos confiar en los sentidos, en el conocimiento de lo sensible. La única función real del conocimiento es permitir la supervivencia del ser humano, el animal más débil e indefenso de todos, que ha necesitado inventar tal recurso para imponerse a los otros animales y sobrevivir aunque sea sólo por un tiempo limitado: es un "medio para la conservación del individuo", su única ayuda en la lucha por la existencia.

2- Explica qué afirma Nietzsche sobre el mosquito, el mozo de cuerda y el filósofo. Nietzsche afirma que, si nos ponemos imaginariamente en el lugar de un mosquito (un animal absolutamente insignificante para nosotros), nos daremos cuenta de que, para él, el centro del mundo es él mismo, el mundo se percibe, se entiende, se ordena, desde él mismo. Igualmente, cualquier ser humano, por insignificante que sea el valor que se le reconoce socialmente (un mozo de cuerda pertenece a los estratos más bajos de la sociedad; su actividad no tiene, para la sociedad, nada digno de admiración), necesita sentirse alguien a través del reconocimiento que los otros le muestran en su trato, incluso ser admirado por ellos. Si esto es así con el mozo de cuerda, mucho más con el filósofo, cuyo trabajo se piensa que constituye una de las actividades más elevadas e importantes para la humanidad. Sentirá que es el centro de todas las miradas, que el resto de sus congéneres están pendientes de su actividad y de sus producciones, y que él mismo es imprescindible para el buen funcionamiento de la sociedad. Con estos tres casos Nietzsche nos quiere mostrar que cualquier ser vivo pretende ser lo más importante que existe en el mundo. O lo que es lo mismo, que el valor de los individuos (y de las cosas) es relativo. No hay un punto de vista fijo, obligatorio, desde el que realizar tal valoración. Para cada individuo dicho punto reside en sí mismo. Por lo tanto, no tiene sentido que el ser humano se crea que el mundo gira a su alrededor. El mundo, la realidad, es algo mucho más amplio, y las personas sólo somos un punto insignificante en ese contexto. Y con ello, el conocimiento, eso de lo que el ser humano se siente tan orgulloso y cree esencial para la vida y el mundo en general, no es más que un momento pasajero e insignificante dentro del devenir de la naturaleza. Sin él, y sin el ser humano, todo seguiría igual, nada cambiaría. Por eso califica de patética esa actitud por la que nos creemos algo importante, único; esa actitud de soberbia por la que pensamos que nuestro conocimiento es algo elevado, supremo, imprescindible. Para Nietzsche, el engaño, la adulación, la mentira, el fraude, las habladurías, la hipocresía, el enmascaramiento, el convencionalismo encubridor, el teatro ante los demás y ante uno mismo, la vanidad, etc. constituyen la ficción sobre la que se construye el conocimiento. Esto significa que no importa cómo son las cosas en realidad, cómo es el mundo, sino cómo es mejor que parezca que sean, con el único fin de sobrevivir, de conservarse en la existencia.

4- Explica la frase “Están profundamente sumergidos en ilusiones y ensueños, ... jugar un juego de tanteo sobre el dorso de las cosas.” Nietzsche alude aquí a algo que será central: la imposibilidad de conocer la verdad de las cosas. El resultado del proceso de conocimiento no es sino "ilusión y ensueño", representaciones falsas, por tanto, de la realidad. El ser humano sólo accede a una parte mínima y superficial de esa realidad. Los sentidos, que son las ventanas abiertas a aprehender esa realidad, se "deslizan" sobre lo que pretenden captar sin penetrar, sin calar, en ello. Y además se contentan con ese papel, no aspiran a conocer la verdad, sino que les es suficiente recibir los estímulos y quedarse con lo aparente, "jugar", "tantear", en la superficie, en el "dorso de las cosas".

5- ¿Qué dos perspectivas sobre el conocimiento de uno mismo aparecen en las últimas líneas del §3? Por una parte está el conocimiento de la parte fisiológica del ser humano (las circunvoluciones de los intestinos, el flujo de la corriente sanguínea, las contracciones de sus músculos o fibras), y con ello toda su parte instintiva, lo que su biología le imprime. Por otra, está la "conciencia orgullosa y embaucadora", lo que el ser humano ha construido sobre sí mismo al margen de aquella parte: lo espiritual, la autoconciencia, el yo, el sujeto. Esta parte, nos dice Nietzsche, ha encerrado y recluido a la primera parte, la cual resulta ser la gran desconocida.

6- ¿Qué quiere decir Nietzsche con la metáfora de la llave? El ser humano ha tirado la llave con la que se podía acceder a cierto conocimiento de esa otra parte pulsional e instintiva, no quiere saber nada de ella, aunque ella es la auténtica realidad. Prefiere vivir en la mentira, en el error, y construirse una imagen ficticia de sí mismo, a aceptar esa otra realidad que nos constituye: lo despiadado, lo codicioso, lo insaciable, lo asesino, elementos todos ellos que están en esa nuestra parte pulsional.

7- La metáfora “el ser humano...está pendiente en sueños del lomo de un tigre” es la continuación de la metáfora anterior: la llave que nuestra "conciencia orgullosa y embaucadora" tiró para no saber nada de nuestra parte instintiva. El tigre es, precisamente, el símbolo de esa parte instintiva y pulsional, la pasión desbordante e irracional, a la que no se puede domesticar. Y el ser humano descansa a lomos de ese tigre pero de modo inconsciente, "en sueños". Es esta parte la que constituye la verdadera naturaleza del ser humano, el cual vive en un mundo irreal mirando hacia otro lado. Si se atreviese a mirar hacia abajo, podría descubrir esa su auténtica realidad. Pero esa curiosidad sería, según Nietzsche, funesta, pues habría de reconocer en sí mismo lo peor.

1 comentario:

doctormen dijo...

Hola, necesito urgentemente hacer esas actividades para poder aprobar, pero el problema es que no se hacerlas, si las tienes ya hechas en el ordenador, ¿podrias mandarmelas a sergio___89@hotmail.com? Me seria de muchisima ayuda, gracias.